miércoles, 22 de diciembre de 2010

¡LA NAVIDAD! ¡EL DÍA EN QUE EL UNIVERSO HIZO FIESTA!

“Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor.” Lucas 2:10-12
Los pastores cerca de Belén recibieron la visita de un ser extraordinario, un ángel, quien antes que nada les dice es que no tengan miedo. La presencia de los mensajeros de Dios no era para inspirar miedo. El temor, ese compañero incómodo de la humanidad que no nos deja vivir en paz, que nos quita el sueño, nos tensa el cuerpo y nos tortura con angustia mientras pasamos nuestra existencia en este mundo, ese miedo sería erradicado por la más grande muestra de amor que nunca jamás se haya visto: ¡Dios enviando a su hijo para habitar en cuerpo humano, servir a la humanidad y dar su vida en rescate por muchos!
En efecto, las noticias que traían los mensajeros celestiales no eran para temer, sino para tener gran gozo, gozo no solo para los pastores, sino para todo el pueblo, no solo el pueblo de Israel, sino para toda la humanidad, porque en Jesús serían benditas todas las naciones de la tierra.
Tal y como fue anunciado en las escrituras, ese día nació en la ciudad de David un Salvador. Ese niño no era un niño cualquiera, era un Salvador. Tampoco era un salvador común, era nada más y nada menos que el CRISTO, el UNGIDO, el SEÑOR del universo que llegaba a esta tierra. “Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel ["Dios con nosotros"].” Isaías 7:14. Esta profecía cumplida fue citada a los pastores por el ángel: “Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre.” Lucas 2:12
¡Los ángeles estaban felices, haciendo fiesta…! La cantata de ángeles tuvo que haber hecho vibrar al universo entero… la mas bella sinfonía que exista en este mundo no podría compararse con el concierto angelical del día de la natividad: “Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: ¡Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!” Lucas 2:13-14
Imagino a los ángeles emocionados diciéndose unos a otros: ¡Listos! ¡Ya casi entramos a escena! Recuerden, cuando el narrador acabe la frase: “…y llamarás su nombre… EMANUEL” ¡Allí entramos...! ¿¡PUEDEN IMAGINARSE COMO SE OYÓ AQUELLO CON VOCES E INSTRUMENTISTAS ANGELICALES, QUE ENSAYARON POR SIGLOS PARA EL MAGNO EVENTO!? ¡De veras que hubiera querido estar allí!
En la adoración al recién nacido se hicieron presentes pobres y ricos (pastores y magos); el reino animal representado por los usuarios del pesebre, algunos otros animalitos, y por supuesto, alguna araña no podía faltar en algún rincón; no se diga del reino espiritual haciendo su excelsa aparición con el coro de ángeles, el reino vegetal dando una mullida cama de paja al recién nacido rey y hasta el reino mineral hizo presencia con su mas afamado representante, el oro entregado por los magos.
Definitivamente el nacimiento de Jesús fue uno de los eventos más grandes de la historia, y a pesar de que todo el universo participó de alguna manera, muy pocos seres humanos estuvieron conscientes del significado de este hecho. Dice la escritura que no hubo lugar para Jesús en el Mesón, por lo que tuvo que nacer en un humilde pesebre; hoy sucede lo mismo, no hay lugar para Jesús en la vida del ser humano, estamos tan apurados con nuestro trabajo cotidiano, nuestros compromisos, nuestras preocupaciones y con nuestros vicios, que no hay lugar para Jesús.
¿Hay lugar para Jesús en tu corazón? ¿Qué lugar ocupa Jesús en tu vida? Mientras no le demos a Jesucristo el primer lugar de nuestras vidas, que es el que le corresponde, este maravilloso evento carecerá de significado y nunca podremos entender ni disfrutar en su total dimensión el día en que el universo hizo fiesta.
ATENTAMENTE
"TRANSFORMADOS PARA SERVIR"

JOSÍAS I. GONZALEZ.